"...Con esto se hace patente por qué no podemos percibir, ni aun con el auxilio de los mejores telescopios, lo que se halla fuera de nuestro mundo de materia. Únicamente los llamados Adeptos, que saben cómo dirigir su visión mental y cómo transferir su conciencia, tanto física como psíquica a otros planos de existencia, pueden hablar con autoridad acerca de tales asuntos. Ellos nos dicen bien claramente:
'Llevad la vida necesaria para la adquisición de semejante conocimiento y poderes, y la Sabiduría vendrá a vosotros naturalmente. Cuando seáis capaces de poner a tono vuestra conciencia con cualquiera de las siete cuerdas de la “Conciencia Universal”, con aquellas cuerdas que se hallan en tensión sobre la caja sonora del Kosmos, vibrando de una Eternidad a otra; cuando hayáis estudiado por completo la “Música de las Esferas”, entonces únicamente tendréis libertad completa para compartir vuestro saber con aquellos con quienes esto pueda hacerse sin temor. Mientras tanto, sed prudentes. No deis a nuestra generación presente las grandes Verdades que constituyen la herencia de las Razas futuras. No intentéis quitar los velos del secreto del Ser y del No-Ser, para quienes son incapaces de ver la significación oculta de la Heptacorde de Apolo, la lira del dios radiante, en cada una de cuyas siete cuerdas reside el Espíritu, el Alma y el Cuerpo Astral del Kosmos, cuya cáscara tan sólo es lo que ha caído ahora en manos de la Ciencia moderna... Sed prudentes, decimos, prudentes y sabios, y sobre todo, tened cuidado con lo que crean aquellos a quienes enseñáis; no sea que engañándose a sí mismos engañen a otros... pues tal es el destino de todas las verdades con que los hombres no están aún familiarizados... Dejad más bien que las Cadenas Planetarias y otros misterios supercósmicos y subcósmicos continúen siendo cosas soñadas para todos aquellos que ni pueden ver, ni creen que otros vean...'
Es sensible que pocos de entre nosotros hayan seguido este sabio consejo; y que muchas perlas inapreciables, muchas joyas de sabiduría, hayan sido arrojadas a un enemigo incapaz de apreciar su valor, y que volviéndose en contra nuestra nos ha desgarrado..."
La Doctrina Secreta, T-I. H. P. BLAVATSKY.
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